La revolución de los datos masivos

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¿Cómo podríamos anticipar una enfermedad  24  horas  antes  de  que  aparezcan  los síntomas? ¿Podemos realmente identificar a  un  criminal antes  de  que  cometa  el  crimen? Bienvenidos a Big Data, la idea de que con una inmensa cantidad de datos podemos hacer cosas que simplemente serían imposibles con menos. El cambio en la escala conduce a un cambio en la esencia. Cambia radicalmente la naturaleza de los negocios, de cómo trabaja el gobierno y de nuestro modo de vida, desde la asistencia sanitaria a la educación.  Big  Data  llegará  incluso  a  cambiar  nuestro modo de pensar acerca del mundo y nuestro lugar en él. Los datos se están convirtiendo en el petróleo  de la  era de la  información;  un  material  crudo  que  constituye  los  cimientos  de  nuevos  productos  y  servicios.  La sociedad  está  convirtiendo  en  datos  cosas  que  nunca  lo fueron, desde nuestras amistades (pensemos en  Facebook)  hasta   nuestros   cuchicheos  (pensemos en Twitter) o la manera en que los motores de nuestros coches gruñen antes de averiarse.  Hizo  falta  una  década  y  millones de dólares para descodificar el primer genoma  humano,  hace  diez  años.  Hoy,  esa  misma cantidad de ADN puede secuenciarse en un día.  Las  implicaciones  son  tan  enormes como los propios sets de datos.

Al recoger y masticar cada vez más datos podemos hacer cosas extraordinarias: combatir las enfermedades, reducir el cambio climático, desentrañar los misterios de la ciencia. La mala noticia es que también esto hace surgir un  montón  de  preocupaciones  para  las  que  la  sociedad  no  está  preparada.  ¿Qué  supone  que  Big  Data nos deniegue un préstamo bancario o nos considere no aptos para una operación  quirúrgica,  cuando no podemos conocer las razones concretas, porque las variables implicadas son demasiado  numerosas  y  complejas?  ¿Cómo se regula un  algoritmo? El  libro,  editado por Turner (2013), escrito por Viktor Mayer-Schön-berger, del Oxford Internet Institute, y Kenneth  Cukier, de The Economist, es una  obra tan sorprendente, inspiradora y divertida como irritante y puede llegar a cambiar nuestra visión del mundo.